de Gigantes y títulos


Hoy he decidido que va a ser un buen día y que no voy a dejar que me lo estropeen. Hoy me dan ese titulito que me saqué hace unos meses con mucho sudor y lágrimas (en sentido literal y figurado)
Pensé en no ir por no ver a ciertas personas. Es mi carácter anti social, que a veces me puede. Pero pensando sobre el tema, me apetecía mucho ir y no había hecho nada de lo que sentirme avergonzada, así que iré. Además, antes habrá una conferencia que promete ser muy interesante y luego un pica pica. No es nada pomposo, acudí a la del año pasado y es un pim pam pum, pero me apetece ese minutito “de gloria”
Me recuerda a como llore por mi licenciatura. También fue difícil: problemas para afrontar los pagos, viajes todos los días (140 kms de ida y vuelta en autobús o tren), profes y no profes que me complicaron la existencia… pero al final lo conseguí. Era la primera de mi familia que conseguía un titulo universitario (mujer para mas señas) y con un esfuerzo tremendo de mi madre que contra viento y marea me impulsó y animó a conseguirlo. Ahí se mezclaban sentimientos de orgullo y envidia sana, por algo que ella nunca tuvo oportunidad de hacer (y que no ha perdido la esperanza de poder conseguir algún día) y en mi un sentimiento de deber bien hecho. En parte, un trocito de ese titulo debería llevar su nombre.
Esta vez fue mi marido. Me animó, me apoyó y me empujó cuando quise tirar la toalla al final. Juntos soportamos las tormentas mas duras que nuestro matrimonio aguantó nunca, fue una prueba de fuego y tuvo un final feliz aunque con regusto amargo.
Esta mañana pensaba en ese proyecto que tanto trabajé, que vivi como mio, y recordé lo mucho y bien que trabaje en el. Esos seres tan ruines que se quejaron de que no hacia trabajo alguno (falsos) no supieron reconocer que fui yo quien dibujó las pautas a seguir para llegar a buen puerto, quien vio los objetivos y propuso las mejoras que hicieron que la resolución del problema fuera un éxito y ellos solo se ahogaron en un vaso de agua constantemente. Les animé, les disculpé una y otra vez y mantuve la calma cuando todo parecía desbordarnos y al final me pagaron mal. Muy mal.
Es una lección de la que todavía tengo que sacar conclusiones, pero seguro que me servirá y que añade un anexo a lo aprendido en este curso.
Lo mejor es que papa comino, mi marido, vendrá conmigo para disfrutar del momento y me hace inmensamente feliz compartir ese momento con el.

Si un día llegué lejos, fue porque gigantes me alzaron sobre sus hombros (Platón)

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2 comentarios:

Sigena dijo...

Enhorabuena, sé que te lo mereces! Besicos mil

Niviuk dijo...

gracias, gracias! ya tengo ganas! :)

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